martes, 17 de abril de 2018

TENSIÓN...


Ayer, que pudiera haber sido un simple día cualquiera, resulto ser un día magico, de esos que te arreglan la semana y te componen las ganas. El destino conspiró a nuestro favor y todo fluyo libremente. 
Me llegaron tus besos al oido como un susurro inicialmente, un susurro humedo y lento, tu lengua recorrio mi piel y lentamente tus ojos me desnudaron, tus besos fueron adueñandose de cada una de mis superficies mientras la ropa iba quedandose en el camino. Tus dedos vagaron libremente de sur a norte descargando la tensión que hace días venía gestandose. Te besé con necesidad, como si no hubiese mañana para repetir ese momento, para volver a sentirte, para volver a sentirte muy dentro de mi.
Durante un rato confabularon las ganas y el deseo, el hambre y la sed de otro cuerpo, la tensión surtió efecto y nos atrajo a un mundo de sensaciones humanamente humedas y resbaladizas. Allí era en donde iban a parar los comentarios veladamente indecentes, las insinuaciones disfrazadas de comentarios inocentes, los roces accidentales, las caricias escondidas en residuos imaginarios de tu ropa y la mía.
Hasta el último momento jugamos a escondernos,  tentando los cuerpos con roces casuales, con miradas sutiles y finalmente en el cuerpo nos estallaron... las ganas se hicieron humedad y tu viniste a mi como le cae encima la noche al día, y dimos vueltas en la cama arropandonos las ganas, tocando, succionando, mordiendo...
Rodaste por mi cuerpo y me arrastraste contigo a la seducción irresitible de fundirme contigo en un orgasmo.

Ratch Kendel

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