miércoles, 27 de abril de 2016

AL IDIOTA AQUEL...




Al idiota aquel que te trata como a una cualquiera sin que lo merezcas,
al imbécil que se cree mucho por atreverse a levantarte mano,
al insípido ese que siente que tiene razón en todo,
a ese pobre idiota con todo mi desprecio:

Querido señor, es usted una persona con grandes cualidades y valores, de esos que nos enseñaban las abuelas: Si, escuchó bien, tiene valores y virtudes, el problema es que los tiene muy bien escondidos.

Quien le ha dicho que por ser hombre sabe más, o tan siquiera que eso le da el derecho a comportarse con la mujer que tiene al lado como un autentico animal.


Hablo con la rabia y la tristeza de saber que hiere sin contemplaciones ni miramientos, con el dolor de saber que estas palabras poco le importan, Si algo tiene es que defiende hasta la muerte su verdad, aunque con ella mate a quien lo ama y lo protege.

Me parece que es el peor de los cobardes:
De esos que se esconden debajo de las faldas de su inferioridad para sentirse muy grandes.
De esos que se creen mucho y son tan poco...

Quiero creer que todos los hombres no son como usted.
Que son mas los buenos que los patanes, insulsos y descerebrados.

Segura estoy de que existen personas buenas, que también se equivocan y cometen errores, y por lo tanto saben reconocer que los demás caen y tropiezan y no por ello los convierten en demonios.

y quiero que usted, a quien en este momento considero un ser profundamente equivocado, la vida le demuestre, que esa mujer a la que trata de ramera se le caiga la venda de los ojos,
y el destino le de la determinación para ver mas allá de usted que no es mas que una piedra de sal.
.
Y que ese día llegue, ¡y llegara!
y le dará a esa rosa a la que despectivamente usted llama fulana,
un respiro cargado de esperanza,
un amanecer radiante y luminoso,
junto a la paz de no volver a verle la cara a usted nunca mas!

Ratch Kendel

miércoles, 6 de abril de 2016

YO TAMBIÉN FUI INFIEL



Tengo que reconocer que la manera mas fácil de darnos cuenta de lo humanos que somos es con nuestros errores, y eso solo lo aprendí equivocándome. Como mujer que se respete, yo no hacia mas que criticar a los hombres mujeriegos, y les imputaba palabras malsonantes, que ensalzaban sus aptitudes de perros.

Hasta que un día... yo también fui infiel.

Y ese día todo en mi vida cambio, descubrí el placer de ocultarse y sentir subir la adrenalina por la espalda. Ese día volví a nacer,  y lo digo de esta manera porque a partir de ahí abrí los ojos a la realidad de que todos somos humanos y cualquiera se puede equivocar.

Y es que juzgar es lo mas simple, pero llegar a vivir el momento crucial y tomar la decisión acertada es complicadisimo. Se que no hay justificación alguna para ser desleal, pero dime tu que haces si por casualidad encuentras eso que buscas en tu casa y no aparece, sin estar escarbando, se da una oportunidad disfrazada de ternura, de esos besos que ya no se reciben, de esas caricias que se agotaron con el tiempo, que hacer cuando hay alguien que siente una loca sed por ti...

Sucumbí al delito, y fue allí, en medio del error, donde puede ver que al igual que tu yo también se errar el camino, se equivocarme con letras mayúsculas, se andar por donde no es, y eso no me hace ser el diablo.

Y aprendí la lección mas grande: antes de juzgarte, debí ponerme en tus zapatos, debí hablar de lo que sucedía, debí ser tu.

Yo también fui infiel... y sentí tantas cosas distintas, pero nada fue como tu.


Ratch Kendel