sábado, 14 de octubre de 2017

DESPEDIDA

Hoy pasaste por mi casa buscando una tregua ante mi hostilidad constante, y tu actitud fue la que esperé durante muchos años, pero lamento decirte que hoy ya es tarde. Y no escribo estas letras con ironía ni tristeza, pero si con melancolía. Hablamos con la paz y la calma que debió haber existido, con la parsimonia de un río de aguas tranquilas.
Te vi arrepentido y casi que te sentí derrotado, y quise tener otras palabras, otras respuestas, quise por un instante volver a sentir amor por ti y no pude porque ya no queda. Hace tanto tiempo que lo acabamos a punta de bombardeos sin sentido. Vi con tristeza que pudimos arreglarlo todo, que sí hubiésemos permitido que esta crisis se desatara antes aún seguiríamos siendo un "nosotros".
Siento una nostalgia inmensa al ver todo y caer en cuenta de que pudimos haberlo solucionado pero no tuvimos la entereza. Hoy sentí tu amor, tu disposición a intentarlo, ése cariño sincero que un día me invadió la cabeza.
Lamento no tener más para darte, lamento haberte dado tantos dolores de cabeza, lamento no poder decirte en este momento que te amo, no poder darte el beso que esperas, no poder seguir siendo tu fuente segura, tu vida perfecta.
Podría decirte que lo intentemos nuevamente pero al día de hoy ya te he herido suficiente y más de la cuenta. En honor al amor que un día nos unió, a la familia que un día formamos con tanta ilusión y ahora tendrá que ser disfuncional, en honor a lo bueno que hay en ti y tu no puedes ver, en honor a ti no pienso seguir mintiendote más. Revisando lo que siento ya no te amo y eso es lo que al final cuenta, ya no me interesa buscar culpables ni víctimas, ya todo pasó y nos dejó en este presente, en este final sentenciado previamente, en esta crónica de una muerte anunciada.
Sólo nos queda firmar un acuerdo de paz, pero no para seguir juntos intentando salvar lo insalvable, sino para poder vernos a los ojos y recordarnos como un buen tiempo lleno de altibajos y momentos felices, como la mejor escuela de nuestras vidas, como el felices por siempre que no pudo ser pero nos hizo padres y mejores seres humanos.
No niego que me duelen los sueños rotos, los días que soñamos, los proyectos incumplidos, pero te quiero, te quiero viendo al frente con la cabeza en alto, utilizando toda tu sagacidad y estrategia para superar las adversidades, te quiero como un gran ser humanos que con sus virtudes y defectos, con sus bondades y sus errores me hizo ver a punta de golpes lo que por mi misma no lograba visualizar. Me hiciste una mejor persona, una mejor mujer, y me llevaste de nuevo a encontrar mi rumbo y a desempolvar mis sueños abandonados.
Quizás ahora no lo veas así, pero vivir, amar y sufrir a tu lado fue lo mejor que me pudo haber pasado, me diste mil lágrimas acompañadas de millones de sonrisas.
En ese abrazo que me diste derramaste toda tu alma y hasta escuché tu corazón palpitante, y te escuché con el alma, cerré los ojos y por ese breve instante me permití llorar contigo, me permití lamentar la vida que no será, derrame toda la ira contenida en forma de llanto, y te deje ir, aunque en verdad hace mucho que ya no estas.
Te quiero, y quiero que seas feliz, que busques un mejor mañana como ahora lo hago yo, que encuentres serenidad y calma, y que en algún momento puedas mirar atrás y ver como toda esta situación nos hizo crecer.
Ahora solo nos queda amarnos... pero cada uno a sí mismo y por separado.
Ratch Kendel

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