Hay cosas tan dolorosas que se esconden en la mente que resulta mas fácil encerrarlas en el cuarto de los trastes y ahí dejarlas morir. Y de repente el día menos pensado aparece un estimulo que te lleva ir a ese cuarto olvidado y esculcar entre lo que guardaste ahí, desenpolvar las reminicensias de los buenos días y de los malos, y terminar dándose cuenta que hay cosas y personas que no se olvidan, simplemente se ponen en espera.
Las razones por las que terminan allí ya no importan, han pasado tantos años, sufrimientos, alegrías y desamores que hacen que ya los motivos no pesen. y es en ese instante en que ves que en ese cuarto lleno de cositas está guardado tu corazón, esperando el día que vuelvas a desempolvarlo y volverlo a usar.
Ratch Kendel
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