sábado, 31 de marzo de 2018

DEJAR IR...


Tengo una pelota que más parece un boomerang, entre más lejos y con mayor fuerza la boto, más rapido se devuelve. Tardé años en comprender el concepto de "soltar", y ahora que dejo ir sucede lo que durante muchos años esperé: sin invitarte vuelves.
He sido brusca y en otros momentos cordial, pero parece que no hay manera de que entiendas que ya no quiero más!
Analizando todo desde este lado de la acera, que ahora es imparcial y fría, veo lo mordaz que resulta ser la vida con lo que en algún momento deseamos con locura. Hasta no hace mucho soñaba contigo, te saboreaba, pasaba mis días y mis noches contigo en mi cabeza hasta el punto de perder la cordura. Me persiguió el insomnio durante años y mientras contaba ovejas intercalado con ellas ahi estabas tu, me obsecioné de tal forma que pospuse mi vida entera por darte paso a ti: por darle paso a un tú que soló existía en mis sueños. 

Y si me preguntas que cambió, te reponderé que me miré al espejo por primera vez, y pude ver lo ignorante que he sido al cederle mi lugar a cualquiera, descubrí que ese trono fue siempre mío y permití que se sentará cualquier sapo, y ya sabes, no cualquiera al besarlo se convierte en principe.
Para resumir, deje ir, por el puro placer de soltar amarras y volar, descubrir nuevos horizontes: no para volver.

Ratch Kendel

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