Acabo de acostarme a dormir y me he percatado de que me sobra media cama y he pensado que hacer con esa mitad vacía. He considerado venderla o regalarla pero no quiero una más pequeña, asi que esa opción no va. He pensado en arrendarla pero por una parte no hay dinero que pague una buena compañía, y por el otro en las noches frías como esta no podría refugiarme en los brazos de quien duerma ahí.
Por consiguiente he decidido ofrecerla a quién considere que puede soportar mis malos hábitos a la hora de dormir. Tengo la mala costumbre de acariciar la espalda y dibujar cuadros de arte abstracto sobre la piel, también me gusta ver dormir, besar, y provocar orgasmos a las 3 de la mañana.
Tengo la mala práctica de infligir corrientes de placer a horas inapropiadas por causa de los espasmos que produce el clímax que causa la mezcla de besos, caricias e inserciones profundas.
Como si eso fuera poco, puedo ser cruel y despiadada a la hora de querer saborear, lamo, succiono y muerdo hasta extraer corrientes de éxtasis líquido claro y traslucido.
Adicionalmente irrumpo sueños con propuestas indecentes y candentes, con el único propósito de calentar la noche por medio de fuegos artificiales.
Ratch Kendel
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