¿Que más da si es un fino licor o el agua del florero? Lo importante es que no se acabe el líquido para remojar la amarga pena. Después de tanto trago amargo que me ha puesto la vida por delante cualquier agua de caño me sabe a gloria.
Agarrenme y que no caiga nuevamente en los brazos del desgraciado amor, no me dejen probar de nuevo las mieles de la alegría de encontrarse entre los brazos de Cupido, a ese que le pasen la carta de despido y una demanda de mi parte, y quitenle la venda de los ojos que no hace mas que ir de error en error conmigo, y como no, ¡si es que el desgraciado no ve a donde apunta!
Que alguien me tenga porque ya en las piernas no tengo fuerza, aunque no tengo muy claro sí es el alcohol o la tristeza pero caminar por mi misma no puedo. Y sí me caigo ya ni se preocupen en levantarme, ¿Ya para que? Dejen que duerma la borrachera en la acera, finalmente la vida me golpeó y me tumbó al suelo.
Ratch Kendel
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