Ángel, si algún día te pasas por aquí, escúchame, siente cada una de mis palabras como si las susurrara a tu oído, porque eso he pretendido hacer con cada letra.
No dejes de leerme hasta que llegues al ultimo renglón, porque cada uno es un grito desesperado de agónica distancia entre tu vida y la mía.
Estos párrafos han nacido esperando que los leas, que los sientas, que los vivas, esperando mostrarte mi alma mal herida por tu desamor y desamparo.
Ángel de mi vida, de mi soledad y de mis sueños, porque no hay noche en la que no te aparezcas en mi cuerpo adormecido.
Ya ni dormida puedo escapar de tu recuerdo, me persigues en las sombras de la oscuridad, y en cada rincón de mi día.
Te llamo, te busco, te invoco con toda la fuerza que aun queda en mi alma desolada, y no te encuentro, no te escucho, no te veo.
A veces te siento, pero creo que es mi anhelo trayéndote de nuevo al recuerdo, es mi necesidad la que te materializa en mi esencia y me hace creer que has vuelto.
Siempre seras mi ángel, el ángel de mis soledad, mi ángel caído, caído en mi alma, en mi corazón y en tu olvido.
Ratch Kendel
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