Esto es para ti: mi
ángel. Esta mañana volví a ver ¿conoces a Joe Black?, ¿la has visto? Me encanta
esa película ¿y sabes porque?, porque me recuerda lo nuestro, me acuerdo de ti,
una historia de amor casi imposible.
Me hace pensar en lo
infinito que es el mundo y la existencia, y en lo poco que a nosotros –los
seres humanos- se nos permite ver. Me pregunto ¿Cuántas de esas historias que a
veces leo en los libros y parecen fantasías e imaginación del autor pueden ser
ciertas?
A pesar de los
pesares, nuestra historia fue real. Quiero que sepas que muchas de las cosas
que siento y también mucho de lo que escribo en este blog es por
y para ti, porque aun conservo la esperanza de que en algún momento las leas,
porque son mi declaración de amor.
Te amo con intensidad
e ilusión y te deseo con cada poro de mi ser.
Por favor encuentrame, espérame, búscame, ámame...
no dejes de hacerlo. Encontrarnos de nuevo en esta vida sería grandioso, pero
si no es posible que eso suceda ahora, encontrémonos en el tiempo.
Mi ángel de la
soledad, te ame desde el momento en que te conocí en esa vieja cafetería, tu
voz me cautivó y desde ahí me ataste a tu alma. Cierro los ojos y aun
te escucho, puedo verte. Siento tu amor y eso me hace inmensamente feliz,
porque es una forma de tenerte conmigo aunque no estés aquí.
Espero volver a besar
tus labios una vez mas, y decirte que nunca te he dejado de amar, que lamento
no haber sido mas fuerte para esperarte, que no importa lo que sucedió, que
ahora te perdonaría de nuevo una y mil veces si fuese necesario. Te diría que
no devolvería el tiempo, ni cambiaría nada, porque la distancia me hizo ver lo
que es el amor verdadero, que en este tiempo lejos de ti, he valorado todas y
cada una de tus palabras, te he entendido a plenitud
cuando decías que la verdadera felicidad era aprender a vivir con
lo que se tiene y lo que no. Solo te refutare una cosa, y es que aunque
un día dijiste que todo son sombras y arena, tu nunca lo fuiste para
mi, porque aunque la luz o el sol se vayan de mi vida, tu sigues ahí como una
sombra mágica, y aunque la arena se escapa entre los dedos como el
agua, tu nunca te has ido de mi.
Amándote eternamente
Ratch Kendel
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